El desenlace de la leyenda de Lanzarote y Ginebra

La intervención del Abad de Glastonbury salva a Melwas y a Ginebra
En la apasionante leyenda de Lanzarote y Ginebra, el rey Arturo estaba dispuesto a desatar una guerra contra el rey Melwas para recuperar a su esposa, la reina Ginebra, pero fue detenido por la oportuna intervención del Abad de Glastonbury y San Gildas.
El Abad de Glastonbury convence a Melwas de devolver a Ginebra
El Abad de Glastonbury, un hombre sabio y respetado, junto con San Gildas, se reunieron con el rey Melwas para tratar de convencerlo de que devolviera a Ginebra al rey Arturo. El Abad le explicó a Melwas que la guerra solo traería destrucción y muerte, y que lo mejor sería resolver el conflicto pacíficamente.
Melwas, después de escuchar atentamente las palabras del Abad de Glastonbury y San Gildas, decidió devolver a Ginebra al rey Arturo. Sabía que la guerra sería desastrosa y que no quería ser responsable de la muerte de su pueblo.
El reencuentro entre Arturo y Ginebra
Cuando Ginebra regresó a Camelot, el rey Arturo la recibió con los brazos abiertos. Estaba feliz de tenerla de vuelta y dispuesto a perdonarla por sus errores. Ginebra se arrepintió de sus acciones y prometió ser fiel a Arturo en el futuro.
El perdón de Arturo y la reconciliación
Arturo, siendo un hombre magnánimo, perdonó a Ginebra y la aceptó de nuevo como su reina. La pareja se reconcilió y vivieron juntos en paz y armonía durante muchos años.
El Abad de Glastonbury y San Gildas habían logrado evitar una guerra y salvar la relación entre Arturo y Ginebra. Su intervención fue decisiva para que la leyenda de Lanzarote y Ginebra tuviera un final feliz.