La Mesa Redonda: Un símbolo de cambio
La Mesa Redonda: Un símbolo de cambio de paradigmas
La Mesa Redonda es uno de los componentes más importantes de la corte del Rey Arturo. Los caballeros de la Mesa Redonda eran hombres de honor, dignidad y coraje que protegían a las damiselas en apuros, iban a misiones y luchaban por su país. En tiempos de paz, los caballeros realizaban diversas actividades como la caza, las justas y la caballería.
Origen místico y real de la Mesa Redonda
Existen diversas versiones sobre el origen de la Mesa Redonda. La primera en mencionarla fue Wace en su "Roman de Brut", donde dice que Arturo creó la idea para que ninguno de sus barones pudiera reclamar prioridad sobre los demás (para evitar disputas y conflictos). Layamon adaptó la versión de Wace y añadió una disputa entre los señores de Arturo, que fue resuelta por un carpintero que creó una mesa para 1.600 hombres. Wace y Layamon utilizaron a los narradores bretones como fuentes, lo que podría significar que los orígenes de la mesa podrían remontarse a la época celta o incluso a la época del propio Arturo. Además, la hermandad de la Mesa Redonda comenzó a ser comparable a las órdenes de caballería fundadas en Europa en la Edad Media.
La Mesa Redonda también ha sido vinculada a la religión cristiana. En el poema Joseph d'Arimathie (c. 1200) de Robert de Borron, el Grial se identifica como el recipiente utilizado por Cristo en la Última Cena. A José se le ordenó hacer una mesa para conmemorar la Última Cena y dejar un lugar vacío, para simbolizar el asiento de Judas. Dicho lugar vacante se llamaba "el asedio peligroso" y no debía ser ocupado excepto por el "héroe destinado al Grial". El tema del Grial quedó plenamente integrado en la leyenda artúrica durante el siglo XIII, y se estableció que la Mesa Redonda (modelada como la Mesa del Grial con el lugar vacante incluido) fue creada por Merlín para el padre de Arturo, Uther Pendragon. La mesa pasó a manos del rey Leodegran, y le fue entregada a Arturo cuando se casó con su hija Ginebra.
¿Fue una leyenda o una realidad?
Algunas pruebas sugieren que la Mesa Redonda fue, de hecho, real. Una mesa redonda cuelga en el salón del Castillo de Winchester en Inglaterra. Fue construida a finales del siglo XIII, posiblemente por orden del rey Enrique III, que estaba considerando el resurgimiento de la Mesa Redonda como una orden de caballería. Evidentemente, la mesa es una copia de la que aparece en la leyenda. La idea de revivir a los caballeros de la mesa fue abandonada y no avanzó. En su lugar se creó la Orden de la Jarretera, pero la mesa permaneció.
Algunos investigadores creen que la fortaleza de Camelot se construyó en el lugar de un anfiteatro romano descubierto en Chester, Inglaterra. Afirman que "siendo Camelot un castillo construido a propósito, se habría alojado en una estructura ya construida y dejada por los romanos". Gidlow afirma que el interior circular del anfiteatro es donde se reunían los caballeros. "Los primeros relatos de la Mesa Redonda muestran que no era nada parecido a una mesa de comedor, sino un lugar de reunión para más de 1.000 personas a la vez", dijo Gidlow. La leyenda de Arturo ha sido el tema principal de los debates históricos en muchas ocasiones. Arturo está vinculado a 12 grandes batallas en el transcurso de 40 años y una de sus principales victorias tuvo lugar en Chester.
Conclusión: Un símbolo de cambio
Es demasiado pronto para afirmar la realidad de la Mesa Redonda, ya que el descubrimiento realizado en Chester es reciente, pero sea real o no, algo hay que tener por seguro de la mesa: simboliza el cambio de paradigmas durante la Edad Media. Fue un periodo difícil para vivir, con hordas bárbaras, guerras, plagas, hambrunas y muchas otras cosas. La forma normal de conseguir algo era tomarlo por la fuerza. Se valoraba poco o nada la vida de los individuos sin poder. Entonces, el desarrollo de la caballería desempeñó un papel en el cambio de los sistemas de creencias de la gente. La Mesa Redonda desplazó el poder del solo del rey que daba todas las órdenes. En esa mesa, todos tenían voz y voto. Claro, el rey seguía siendo el rey, y los caballeros seguían siendo caballeros, pero el cambio fue a la creencia en el valor del individuo, independientemente de que tuviera tierras o armas.