La leyenda del zorro de Teumeso: Una historia de venganza divina y paradojas
El zorro de Teumeso era un zorro gigante y devorador de hombres que no podía ser atrapado por ningún cazador. Fue enviado por los dioses para castigar a la ciudad de Tebas por un crimen que su gente había cometido. Se alimentaba de sus niños, y finalmente Creonte, el regente de Tebas, encargó a Anfitrión que encontrara una solución para atrapar al escurridizo zorro.
Una paradoja imposible: Laelaps y el zorro
Anfitrión sabía que matar al zorro que nunca podía ser atrapado sería una tarea imposible, pero decidió llevar a su perro Laelaps para que le ayudara. Casualmente, Laelaps era un perro mágico destinado a atrapar siempre a cualquier presa que persiguiera, creando así una paradoja.
Mientras Zeus observaba la persecución entre el perro y el zorro, se dio cuenta de que podría continuar eternamente sin resolverse. Decidió convertir a las dos criaturas en piedra, y luego las convirtió en constelaciones. El zorro de Teumeso se convirtió en la constelación Canis Minor, y el perro Laelaps se convirtió en la constelación Canis Major. Su lucha quedó congelada en el tiempo en el cielo nocturno.
El origen del zorro de Teumeso
El zorro de Teumeso recibió su nombre porque fue visto por primera vez cerca de Teumeso, un pueblo de Tebas. También se le conoce como la zorra cadmea o el zorro cadmeo, ya que Cadmea era otro nombre de Tebas.
La creación del zorro de Teumeso se atribuye a menudo al descontento de uno o más dioses, en particular Dionisio. Cuando Penteo era rey de Tebas, prohibió el culto a Dionisio y rechazó su divinidad. Dionisio castigó a Penteo de muchas maneras, y algunos sugieren que el zorro de Teumeso fue el castigo de Dionisio a la gente de Tebas por seguir al rey. Aunque fue eliminado por Zeus, el zorro de Teumeso no sería el último de los peligros a los que se enfrentaría Tebas.